Psicología Infantil en Palma

¿Cuándo es necesaria la terapia en niños y adolescentes?

¿Cómo saber si debo consultar con un psicólogo sobre las dificultades de mi hijo?

Imagen de de un niño junto a su psicóloga infantil en Palma realizando actividades terapéuticas durante una sesión de terapia para niños

Tanto niños como adolescentes pasan durante su desarrollo por muchas fases diferentes y a veces incluso difíciles. Por ejemplo, el nacimiento de un hermano, la entrada a la guardería, problemas con sus iguales, o en algunos casos la separación de los padres. Todo esto, al igual que la vida cotidiana, requiere de una gran capacidad de adaptación por parte de nuestros niños y adolescentes. En ciertas ocasiones se pueden presentar dificultades y los niños se pueden sentir tristes, nerviosos ó tener miedo. Estos sentimientos pueden ocasionar comportamientos groseros y cierta agresividad. Cuando esto ocurre sólo ocasionalmente, se considera que forma parte de su desarrollo normal y en general no es nada de lo que debamos preocuparnos, aunque si es algo que como padres, debemos saber manejar de la manera adecuada.

Sin embargo, cuando dicha capacidad de adaptación falla, es entonces cuando se puede llegar a  generar mucha incertidumbre en el sujeto ocasionándose algún problema psicológico.

Las reacciones a este fallo de la capacidad de adaptación pueden ser muy diversas. Algunos se muestran tan perdidos en sus propios pensamientos que dejan de cumplir con sus deberes escolares, es decir se produce fracaso escolar. Otros experimentan alteraciones emocionales, reaccionan frecuentemente con agresividad, tienen problemas con sus amigos y la vida familiar se torna explosiva y extremadamente conflictiva. Algunos están tristes y molestos, se aíslan, se lastiman o empiezan a ver sus propias vidas como algo sin sentido. Otros comen tan poco que ponen en riesgo su salud.

Imagen de la psicóloga María Martínez con un paciente, realizando actividades lúdicas y de desarrollo durante una sesión
Paciente infantil en terapia especializada en la consulta de MM Psicología Palma

Tales crisis traen dolor y sufrimiento no solo al niño o adolescente en cuestión, sino también a sus padres y familiares. Siempre que crea que su hijo puede estar sufriendo problemas emocionales o de comportamiento que afecten de forma directa su capacidad de relacionarse, jugar, aprender, desarrollar vínculos con su familia y amigos es conveniente ir a consultar con un profesional especializado en el campo de la psicología juvenil.

La intervención de una persona neutral y objetiva con la cual los más jóvenes se atrevan a hablar puede tener un efecto muy positivo. Se trata de un proceso del cual todos los implicados pueden salir más fuertes, la confianza en uno mismo puede crecer y los procesos de cambio pueden ponerse en marcha.

Personalmente, desde mi consulta en Palma doy gran importancia a un enfoque terapéutico hecho a medida que tenga en cuenta la singularidad de cada paciente y cada familia.

Los siguientes estados pueden justificar una intervención psicológica:

  • Comportamiento ansioso: preocupaciones recurrentes, creencia de que algo malo va a ocurrir, temor profundo a determinadas situaciones, respuestas psicosomáticas.
  • Comportamientos depresivos: pérdida de interés, ideas autodestructivas (más común en adolescentes pero también en niños), alteración del sueño, incapacidad para concentrarse, falta de energía, reproches hacia los padres.
  • Problemas de conducta: rabietas frecuentes, agresión, comportamiento desafiante.
  • Problemas de Atención y Concentración (TDAH).
  • Problemas de la conducta alimentaria: bulimia, anorexia, obesidad.
  • Pensamientos y conductas obsesivas.
  • Miedos infantiles
  • Miedo ante los exámenes o situaciones de evaluación
  • Dificultad para conciliar el sueño
  • Falta de autoestima e inseguridad.
  • Comportamiento auto-lesivo.
  • Dificultades en el ámbito social.
  • Experiencias traumáticas.
  • Adicción a las nuevas tecnologías (móviles, redes sociales, videojuegos…).
  • Adaptación ante la separación de los progenitores.
  • Déficit de Habilidades Sociales: dificultades en el ámbito social, timidez.
  • Fracaso escolar y problemas en el ámbito escolar: bullying.
  • Técnicas y hábitos de estudio.
  • Acoso LGTBifóbico.
  • Acompañamiento en cuestiones relacionadas con la identidad u orientación sexoafectiva/sexual.
  • Problemas de adaptación cultural.

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